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Varios siglos después, cuando Galileo las divisó con su entonces «moderno» telescopio, dio paso a una de las disputas más famosas de la astronomía: ¿quién las vio primero?, ¿había sido el genio de Pisa o su colega Schneider? ¿ O acaso fueron David Fabricius y su hijo Johannes?
Lo cierto es que, a través de los siglos, las manchas solares han sido una de los grandes misterios del Sol.
Pero ahora, los astrónomos las buscan incesantemente con un nuevo propósito: determinar el inicio de los ciclos solares, los periodos de 11 años en los que cambia la polaridad del campo magnético del Sol, y así poder prever las posibles tormentas solares cuyos efectos pueden hacerse sentir en la Tierra.
Un nuevo periodo está por comenzar: se trata del ciclo solar 25, una nueva fase de cambios en la polaridad del Sol que se extenderá, según los astrónomos, hasta cerca de 2030.
De acuerdo con una proyección del Centro de Predicción del Clima Espacial de la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica (NOAA/NWS) su comienzo está previsto para este mes y, aunque puede retrasarse producto de la variabilidad de la actividad solar, las primeras señales ya han comenzado a manifestarse.
«Ciertamente estamos viendo signos de que un nuevo ciclo está comenzando en el Sol», le dice a BBC Mundo Douglas Biesecker, jefe del Panel de Predicción del Ciclo Solar 25 del NOAA/NWS.
«Puede pasar en cualquier momento a partir de este mes, aunque no lo sabremos a ciencia cierta hasta finales de este año cuando podamos comparar con más datos la variabilidad de la actividad solar», agrega.
Sin embargo, de acuerdo con Biesecker, la fecha exacta de cuándo comienza resulta lo menos importante.
«Si el ciclo comienza en abril o en julio, en realidad no importa mucho, porque en realidad lo que implica es que la actividad solar comenzará a aumentar gradualmente en los próximos cuatro o cinco años y las predicciones es que no alcanzará su máximo hasta julio de 2025», comenta.
¿Qué es un ciclo solar?
Según explica Biesecker, por razones que aún no se comprenden bien, el campo magnético del Sol aumenta y disminuye por periodos: crece hasta un máximo y luego se vuelve a debilitar hasta comenzar a crecer de nuevo.
Cuando el magnetismo está cerca de su máximo, comienza a haber mucha actividad en la superficie del Sol: se producen enormes explosiones de energía llamadas erupciones solares y se pueden desencadenar eyecciones de masa coronal, en las que miles de millones de toneladas de hidrógeno ardiente son lanzadas al espacio a grandes velocidades.
Luego, esa actividad decrece por otro periodo hasta que vuelve a aumentar… aunque este nueva actividad conlleva un cambio en los polos magnéticos del Sol.
«Es quizás el tipo de variación solar más conocida y se aprecia a través de los ciclos de las manchas solares», comenta.
Estas últimas, que se ven como marcas oscuras en la superficie del sol, son en realidad zonas de intensa fuerza magnética.
«Esas manchas tienen ciclos en los que disminuyen a un mínimo esa fuerza y luego se refuerzan a un máximo a lo largo de un periodo de 11 años. Entonces un ciclo solar es el periodo en el que estas manchas van de un mínimo a un máximo o de un máximo a un mínimo», señala.
¿Por qué entramos en ciclo 25?
Si bien los ciclos de las manchas solares fueron registrados desde hace milenios, no fue hasta 1755 que se comenzó a seguir estadísticamente el recuento de los periodos de 11 años que marcan los mínimos y máximos de la actividad magnética solar.
Es por eso que durante los últimos 265 años solo se han registrado 24 ciclos solares.
«Podemos encontrar récord históricos de que civilizaciones antiguas detectaron estos cambios hace miles de años en Asia. Pero desde que se realizaron observaciones regulares del sol y que se comenzó a utilizar el telescopio fue que se comenzaron a observar que esto ocurría en ciertos patrones», señala el físico.
«Luego, a medida que los telescopios se hicieron más grandes y más sofisticados, podemos ver manchas solares más pequeñas que las que podíamos ver hace 200 años y esto ha facilitado la comprensión de estos ciclos», agrega.
¿Qué implica para la vida en la Tierra?
El experto señala que, si bien en un inicio se creía que las manchas solares eran señales de algún prodigio, hoy se sabe que apenas tienen influencia sobre los ciclos de la vida en nuestro planeta.
Sin embargo, otra es la historia con los modernos sistemas de las tecnologías y las comunicaciones.
«Esta liberación de radiación electromagnética de forma violenta en la superficie del Sol viaja a través del espacio y llega hasta la Tierra y esto puede traer consecuencias en muchos sentidos: desde afectar los satélites, los sistemas de GPS, las frecuencias de radio alta, los sistemas de comunicación, las operaciones de las centrales eléctricas o la seguridad de la aviación», señala.
Como lado positivo, agrega, están las auroras boreales y el estudio que permite de las partículas solares que llegan a la superficie terrestre.
Sin embargo, para una mayor tranquilidad en un año que ha comenzado plagado de malas noticias y pandemias de coronavirus, el físico aclara que la proyección para este ciclo solar es que será débil.
«Lo que predecimos para este ciclo 25, que alcanzará su máximo en 2025, es que será un ciclo promedio bajo.
Una cosa llamativa es que al ser un ciclo débil, tardará más en alcanzar su máximo, pero nuestra proyección es que no deberíamos preocuparnos. Al menos no de momento.